jueves, 24 de julio de 2014

Artesanía musical de César Vera.

http://www.revistamadreselva.com/uploads/articulos/vera-taller-web-portada.jpg Nadie como César Vera asume con pericia la respiración de la madera que, como arcilla, se muestra ante sus dedos cordiales de viejo artesano para lograr alcanzar su más sublime expresión. César Vera, el lutier de Valencia del Ventoso, nos recibe una mañana estática de sol en su casa donde todo respira sosiego, tras perdernos en un laberinto de calles que parecen ocultar su silenciosa labor, un secreto a voces en toda España. César Vera desentraña para Madreselva algunos secretos de artesanía del único lutier vivo en Extremadura. ¿Qué relación en tu trabajo es más intensa: la relación con la música o con la madera? Es que uno es el cuerpo y el otro es el alma. Si no hay instrumento, no hay música. Si nadie escribe música para un instrumento es un órgano mudo. El instrumento es un cuerpo que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos porque por ejemplo la guitarra del siglo XV es distinta a la del siglo XVII, cuando se comienza a escribir técnicas de digitación y solfeo. A mí personalmente me gusta mucho la madera porque ofrece un sonido dulce. Cada instrumento tiene sus peculiaridades de construcción y sus maderas. El palosanto es una de las maderas más armónicas que existen, las coníferas también son muy sonoras, por eso se colocan fundamentalmente en el aro y en el fondo de las guitarras. Estas tapas se suelen hacer en palosanto, ciprés y conífera. El violín, aunque he construido muchos, no me fascina, hay otros instrumentos de arco que tienen más dulzura, por ejemplo la familia de las violas da gamba y violas da braccio, que tienen una música celestial. ¿Tienes conocimientos musicales? Hay constructores que no saben tocar, tienen que dar sus instrumentos a los músicos para que les orienten sobre el sonido y esto no siempre responde bien porque es un criterio muy variable, no sabes a qué atenerte porque cada artista tiene una manera de interpretar. Nosotros tuvimos que aprender algo de música para no depender del criterio de los músicos, que nunca se ponen de acuerdo entre sí. El empezar a hacer guitarra fue por pura curiosidad, tanto, que destruimos la guitarra que teníamos y nos era tan difícil ahorrar para otra que empezamos a recopilar información para construirla. Claro, también hay que estudiar algo de la historia, tienes que saber qué estás haciendo. ¿Cuál es tu mercado? En otras palabras, ¿para quién trabajas? Paralelamente a la conservación de instrumentos me dedico a otras tareas de la madera, como la elaboración de taraceas o a la ebanistería. Apenas vendo nada porque no me interesa. Esta artesanía tenía muy pocos artesanos hace unos 50 años atrás. En este sector se han hecho una serie de capillitas que apoyan al constructor, y este trabaja en convenio con los conservatorios. Esto es malo. El hombre tiene tendencia a actuar en grupos de interés. No se gana dinero si no estás en una de estas capillitas, pero yo no he querido entrar en esos manejos. Hoy la guitarra puede estar entre 2 y 6000 euros, que es ya una burrada (aunque hay constructores que cobran hasta 18 000) pero si los profesores del conservatorio te desacreditan ante sus alumnos, te cierran el mercado. Soy un artesano más que nada, he trabajado algo lo artístico porque quería ser imaginero en un inicio, a los dieciocho años, pero lo dejé… No es una técnica científica, hay una parte intuitiva y otra técnica, se necesita saber unos principios técnicos. Soy autodidacta porque aunque había en Madrid casas artesanas el conocimiento dependía de oficios cerrados. Ahora hay libros de constructores pero es incompleto. Para ver cómo se construye una guitarra se necesitan muchas horas. El proceso de elaboración varía dependiendo de cada instrumento, pero se ha universalizado mucho, la única variante entre un constructor a otro no va más allá de cuestiones técnicas. Es la tradición la que te va dictando lo que tienes que hacer. No puedes hacer cambios bruscos porque los músicos están encasillados en su formación musical, en lo que han aprendido en el conservatorio. ¿Has recibido alguna propuesta institucional relativa a tus instrumentos musicales? Sí. Hace unos quince años poco más o menos el alcalde de Fregenal de la Sierra me ofreció hacer un museo de instrumentos, pero se quedó en la papelera. Por mi parte, estoy construyendo una colección de guitarras para mostrar la evolución de este instrumento a través del tiempo. Ahora bien, exponer la colección tiene el defecto de que se deterioren los instrumentos si no se cuidan bien. El verdadero problema es que hoy nadie quiere aprender el oficio. Mª Fermina Jiménez / José Juan Mtnez. Bueso

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